martes, 23 de abril de 2024

Reseña El miedo en el cuerpo, de Empar Fernández.

 










Datos técnicos:



Título: El miedo en el cuerpo.

Autora: Empar Fernández.

Editorial: Alrevés.

1ª edición: Ocubre/2023.

Encuadernación: Rústica con solapas.

ISBN: 978-84-19615-36-7.

Idioma: Español.

Nº pág.: 304.




Sinopsis:



Un niño juega en un parque del centro de Barcelona dando patadas a un balón rojo. En un descuido de su madre, el niño desaparece. ¿Dónde ha ido? ¿Se ha perdido o se lo ha llevado alguien? ¿Por qué sus padres se muestran tan nerviosos?

Lo están porque ese niño, Daniel, es diferente a los demás. Es autista y, por tanto, carece de las herramientas que tal vez otros niños tendrían, en su misma situación, para pedir ayuda en una ciudad populosa a veces indiferente, a veces al acecho y casi siempre llena de peligros.

Pronto el inspector Tedesco, incentivado por un interés personal, se pone tras la pista del niño perdido. Lo que ignora es que ese caso, en apariencia único y aislado, lo enfrentará a una trama criminal organizada responsable de más secuestros infantiles.

El miedo en el cuerpo es una novela en donde el suspense avanza y se cierne sobre los protagonistas y los propios lectores haciéndoles contender el aliento hasta casi atenazarlos, pero que demuestra también una gran empatía, incluso ternura, al tiempo que brilla en muchos de los temas característicos de la autora: una visión social profundamente humana, la comprensión y la apertura de miras hacia los demás, por diferentes que sean, la globalización y banalización del mal y cómo, por encima de todo, y solo a veces, la solidaridad y la humanidad logran salir adelante.




Opinión Personal:




Hacía tiempo que no me acercaba a la narrativa de Empar Fernández (Barcelona, 1962) de quien leí y reseñé en este blog dos de las tres novelas -aunque independientes- que conforman la trilogía sobre la culpa: Maldita verdad (reseña) y La última llamada (reseña). De nuevo me acerco a la obra de una escritora que tiene un lugar destacado en el panorama literario nacional. Un panorama literario al que aporta el estilo muy particular y efectivo que la identifica, cuyos rasgos se perciben en su última novela publicada hasta la fecha, El miedo en el cuerpo, segunda que protagoniza el inspector de los Mossos d´ Esquadra Mauricio Tedesco.

Pese a lo que acabo de comentar al final del párrafo anterior sobre el inspector de los Mossos d´Esquadra, El miedo en el cuerpo es una obra autoconclusiva que se puede leer de forma independiente. De hecho, me sentí muy cómodo durante su lectura, porque el narrador omnisciente ofrece a lo largo del desarrollo de la trama rasgos del protagonista y del equipo que lo acompaña durante la investigación, con referencias al pasado de cada uno de ellos cuando el episodio de turno es propicio. Estas referencias no sólo aluden a su vida privada sino también sobre el comportamiento profesional de cada uno en el operativo que se establece para obtener el desenlace deseado.

(Plaza dels Angels-Barcelona)
Empar Fernández planifica y desarrolla una trama muy real que mantiene al lector en vilo, angustiado y con los nervios a flor de piel desde las primeras líneas hasta el desenlace. Es una trama muy real porque parte de un hecho cotidiano que sucede en cualquier pueblo o ciudad de España y, por desgracia, también del extranjero. En concreto, la autora parte de un episodio sucedido en Estados Unidos, en el que un niño autista estuvo desaparecido tres años, como explica en una entrevista que le hacen en la web La Jungla de las Letras. Lucía es madre de un niño de siete años; pero un niño muy especial, porque es autista. El taller de confección en el que trabajaba cerró. «Solo hay llamadas de tarde en tarde, encargos como el de la señora Rovira. Requirimientos de antiguas clientas, conocidas del taller, a las que llamó, aparcando su orgullo y la esperanza de encontrar un nuevo empleo» (pág. 13). De camino a la casa de la señora antes citada para hacerle la que espera que sea la última prueba de un vestido, decide descansar en la plaza dels Angels para que su hijo juegue con la pelota. Un descuido suyo provoca que no escuche el golpeo con el que Daniel que, incansable, la chuta contra el muro del convento a intervalos precisos.

La trama de El miedo en el cuerpo está trabajada con celo para que, en todo momento, provoque las sensaciones que cito al principio del párrafo anterior. Una trama que tiene el añadido de que la autora mezcla lo profesional con lo personal, porque en la comisaría de Les Corts el inspector Mauricio Tedesco recibe la llamada de un personaje cercano informándole de la desaparición de su nieto. El inspector no duda en tomarlo como un asunto personal, aunque es consciente que le  corresponde organizarlo a la comisaría Nou de la Rambla, porque la plaza de Els Angels está en su radio de acción.  Es una trama que no da lugar a respiro porque, a lo largo de los cinco largos capítulos en los que se estructura su desarrollo, y que abarcan cinco días de la semana -de miércoles a domingo-, el inspector se enfrenta a una lucha contra el reloj, en la que el paso del tiempo es crucial para que el operativo que se organiza culmine con éxito.

En mi opinión, entiendo que Empar Fernández hace más atractiva la novela con la estructura que le confiere. El hecho de que todos los episodios que relata el narrador omnisciente tienen lugar en un plazo de cinco días, originan que se piense que cualquier desenlace puede ser posible. Una estructura en la que tiene relevancia la perspectiva desde la que la voz narrativa relata lo que sucede en cada jornada, porque cada capítulo se subdivide en varios episodios dinámicos encabezados por el nombre de un personaje que, de una forma u otra, desempeña un papel destacado durante la búsqueda crucial, con el aliciente de que en cada jornada se añaden nuevos personajes, que incrementan el interés por la relevancia que puedan tener en su desarrollo.

(Entrada Metro Poble-sec, Barcelona)
El miedo en el cuerpo 
es una novela de personajes, pese a que el narrador omnisciente ofrece unas descripciones concisas pero muy vívidas de los espacios por los que transitan. El lector se encontrará con una visión diferente de lo que significa una gran ciudad como Barcelona, en la que hace hincapié en la globalización, como se puede comprobar en varios episodios. Una globalización que, para un niño como Daniel, supone enfrentarse a un mundo hostil, muy diferente al entorno que lo protege. En este sentido, destaco la perspectiva que ofrece el narrador omnisciente sobre las barriadas de 

El Raval y El Poble-sec, o Cornellà, localizaciones que forman el triángulo en el que se mueven los personajes de esta novela. Los Mossos d´Esquadra son conscientes del peligro que puede suponer la búsqueda del niño desaparecido por determinadas zonas de este triángulo y otras de Barecelona, caso del Para-lel, teniendo en cuenta que barajan las diferentes causas que pudieron haber provocado su desaparición.

Por las páginas de este segundo caso que investiga el inspector Mauricio Tedesco transcurren un elenco de personajes bien perfilados, cercanos y creíbles, por lo que en todo momento tuve la sensación de que podría encontrármelos a la vuelta de la esquina; aunque alguno sería mejor que no, por lo que pudiera pasar. La globalización es un hecho, por lo que algunos personajes son inmigrantes que buscan un futuro mejor, si bien se encuentran con que la realidad les indica que no es tan fácil ser admitidos por una sociedad que no es la suya. Mauricio Tedesco es un inspector con el que no tardé en empatizar: procede del Cuerpo Nacional de Policía, pero no dudó en incorporarse a los Mossos d´Esquadra desde que el Parlamento de Cataluña aprobó la refundación de la Policía Autonómica. Es un personaje muy humano con una vida personal marcada por la nostalgia, porque siente el vacío dejado por su fallecida esposa. Es un hombre de acción, al que le gusta patear la calle, como veterano que es, y procura utilizar los medios propios de la vieja escuela, con la anomalía que esto supone para los agentes de confianza que le acompañan en sus investigaciones. Me atrajeron mucho los tres agentes a los que no duda en llamar porque sabe que cumplen a rajatabla sus órdenes y son eficientes en su trabajo, Lidia Sanmartín, Diego Cuesta e Iván Cabrera. Tres agentes que forman un triángulo muy peculiar, cada uno con rasgos profesionales muy pronunciados. Incluso levantan alguna sonrisa las apreciaciones que hace la voz narrativa -diría que a modo de incisos-, partiendo de la perspectiva que el inspector tiene sobre su forma de actuar.

En mi opinión, entiendo que la investigación que realiza el inspector Tedesco y los agentes que la acompañan son de corte clásico. El lector va un paso por delante en relación con la información que recibe el inspector Mauricio Tedesco y quienes forman parte del operativo, por lo que se resalta el interés por todo lo que sucede a lo largo de los capítulos. En este sentido, entiendo que esto lleva a provocar desconfianza sobre la actuación de determinados personajes, porque me encontré con varios episodios que me hicieron dudar sobre su posible implicación en la desaparición del niño autista, e incluso tuve la sensación de que la voz narrativa me ofreciera alguna pista falsa. Entiendo también que el corte clásico de la trama se refleja en el desenlace, en el que se aclara quién o quiénes están detrás de la desaparición de Daniel y la trama criminal organizada que se destapa, responsable de más secuestros infantiles.

(Calle Marqués de Campo Sagrado-Barceloña)
Me gustó mucho El miedo en el cuerpo, segunda novela de la serie que protagoniza el 
inspector de los Mossos d´Escuadra Mauricio Tedesco. Empar Fernández planifica y desarrolla una trama muy real que mantiene al lector en vilo, angustiado y con los nervios a flor de piel desde las primeras líneas hasta el desenlace. Una trama que tiene el añadido de que la escritora barcelonesa mezcla lo profesional con lo personal, porque en la comisaría de Les Corts el inspector Mauricio Tedesco recibe la llamada de un personaje cercano a él informándole de la desaparición de su nieto, Daniel, un niño autista. Es una trama que no da lugar a respiro, porque el inspector se enfrenta a una lucha contra el reloj, en la que el paso del tiempo es crucial para que el operativo que se organiza culmine con éxito. El miedo en el cuerpo es una novela de personajes, en la que el narrador omnisciente ofrece una visión diferente de lo que significa una gran ciudad como Barcelona, porque hace hincapié en la globalización que, para un niño como Daniel, supone enfrentarse a un mundo hostil, muy diferente al entorno que lo protege. Los personajes están bien perfilados, son cercanos y creíbles, por lo que en todo momento tuve la sensación de que podría encontrármelos a la vuelta de la esquina; aunque alguno sería mejor que no, por lo que pudiera pasar. El ritmo narrativo es muy fluido, incluso en algunos tramos me pareció frenético, impulsado por el estilo particular -muy directo, sin rodeos y en ocasiones diría que casi telegráfico- y efectivo de la autora, en donde también cabe el humor negro. El lector se encontrará con una novela negra escrita a ritmo de thriller en la que no hay lugar a descanso, y es que la desaparición de un niño con las características especiales de Daniel provoca que todo el mundo se ponga las pilas para encontrarlo sano y salvo, y se agradece la colaboración ciudadana para que regrese a su entorno habitual, que es en el que está más seguro.






Biografía:





Empar Fernández (Barcelona) es autora de novelas que abordan la historia europea contemporánea (Mentiras capitales, Hotel Lutecia, Irina, La epidemia de la primavera -finalista del Premio Espartaco de Novela Histórica-), de obras de divulgación histórica de carácter local, de ensayos humorísticos y de numerosas novelas de género negro escritas en solitario (Sin causa aparente, La mujer que no bajó del avión, La última llamada y Maldita verdad (Premio Tenerife Noir, Cubelles Noir y finalista del Premio Hammett) o a cuatro manos junto a Pablo Bonell (Las cosas de la muerte, Mala sangre, Un mal día para morir o Líbranos del mal).

Recientemente ha publicado Som uns pringats, novela juvenil incluida también en el género delictivo. En 2022 recibió el Memorial Antonio Lozano del Festival Granada Noir por el empeño en evidenciar la desigualdad y la injusticia social presente en toda su obra. Será nuestro secreto (Alrevés, 2022) es la primera novela protagonizada por el inspector de los Mossos d´Esquadra Mauricio Tedesco y su equipo y ha tenido una gran acogida por parte de los lectores y de la crítica.


Nota: Datos técnicos, sinopsis, biografía y fotografía de la autora tomados de la web de la Editorial Alrevés. Fragmento de esta reseña en el que cito el origen del que la autora parte para construir la trama tomado de la interesante entrevista de la web La Jungla de las Letras. Imagen de la Plaza dels Angels tomada de la web del Ajuntament de Barcelona. Imagen de la entrada de la boca del Metro de Poble-sec tomada de la web Metro Barcelone. Imagen de la Calle Marqués de Campo Sagrado tomada de la web Nuroa.







lunes, 15 de abril de 2024

Lectura semana 16/2024: Los siete maridos de Evelyn Hugo, de Taylor Jenkins Reind.



Comenzamos la tercera semana del mes de abril con la novela de la escritora estadounidense Taylor Jenkins Reind, Los siete maridos de Evelyn Hugo. 







Sinopsis: 



Evelyn Hugo, el icono de Hollywood que se ha recluido a su edad madura, por fin decide contar la verdad sobre su vida llena de glamour y de escándalos. Pero cuando para ello elige a Monique Grant, una periodista desconocida, nadie se sorprende más que la propia Monique. ¿Por qué ella? ¿Por qué ahora?

Monique no está precisamente en su mejor momento. Su marido la abandonó y su vida profesional no avanza. Aun ignorando por qué Evelyn la ha elegido para escribir su biografía, Monique está decidida a aprovechar esa oportunidad para dar impulso a su carrera.

Convocada en el lujoso apartamento de Evelyn, Monique escucha fascinada mientras la actriz le cuenta su historia. Desde su llegada a Los Ángeles en los años 50 hasta su decisión de abandonar su carrera en el mundo del espectáculo en los 80 -y, desde luego, los siete maridos que tuvo en ese tiempo-, Evelyn narra una historia de ambición implacable, amistad inesperada y un gran amor prohibido.

Monique empieza a sentir una conexión muy real con la legendaria actriz, pero cuando el relato de Evelyn se acerca a su fin, resulta evidente que su vida se cruza con la de Monique de un modo trágico e irreversible  (416 pág., tapa blanda con solapas).









 

viernes, 12 de abril de 2024

Reseña La música del mal, de Yolanda Fidalgo.


 










Datos técnicos:



Título: La música del mal.

Autora: Yolanda Fidalgo.

Roca Editorial (Grupo Penguin Random House).

1ª edición: Abril/2023.

Encuadernación: Tapa blanda con solapas.

ISBN: 978-84-19283-46-7.

Idioma: Español.

Nº páginas: 484.




Sinopsis:




Nápoles, 1900. Fabio, el dueño del teatro Dellanotte, parte de viaje por un año, y encarga a sus dos hijos: Adriano, violonchelista ciego, y Carlo, la responsabilidad de regentar el teatro de la ópera.

Pero tras su partida, todo va a cambiar. Sus hijos, aunque Carlo está casado, se enamoran de la misma misteriosa mujer. Su esposa desarrolla aficiones que no imaginaría. Y un sanguinario asesino en serie se dedica a matar en el teatro, siguiendo las pautas de un antiguo manuscrito que narra la vida de Diane, la criada muda de la envenenadora marquesa de Brinvilliers, en el París del Rey Sol.

Para atraparlo, recibirán la ayuda de Gianni Leone, colaborador del fundador de la escuela italiana de antropología criminal Abele de Blasio. Se valdrá de sus nuevos, pero aún no probados, métodos científicos, para lograrlo... ¿o no?






Opinión Personal:






La música del mal es la segunda novela que leo y reseño de Yolanda Fidalgo (Zamora, 1970), y que refrenda la calidad de sus trabajos literarios, al igual que me confirma que es una autora a tener muy en cuenta por las temáticas que aborda en su narrativa. Unas temáticas en las que la mujer cobra un claro protagonismo, con el añadido de que da a conocer personajes femeninos reales, muchos de ellos sumidos en el ostracismo de la historia. La complejidad es otro rasgo que está muy presente en sus obras. En La música del mal la trama se desarrolla a lo largo de dos las líneas temporales, entre las que se intercala en cursiva un relato narrado en primera persona. Esta voz narrativa mantiene en vilo al lector porque será en las últimas páginas cuando se descubra quién es el asesino sanguinario en serie, ...¿o no se descubre? Porque mis dudas tuve.

(Hospital de Dieu-París, Francia)
La primera línea temporal transcurre en Nápoles, en 1900, época en la que Fabio Dellanotte comunica a su familia que se va a «África...A una ciudad que se llama Asmara, la nueva capital de Eritrea. Allí necesitan un teatro de la ópera» (pág. 16). Encarga a sus dos hijos, Adriano (Dri) y Carlo la responsabilidad de regentar el teatro de la ópera Dellanotte, como adelanta la sinopsis. Dos hermanos que se enfrentan a una inesperada y desagradable situación, porque un asesino en serie sangriento se dedica a matar en el teatro, siguiendo las pautas que se relatan en un antiguo manuscrito. Una línea temporal que tiene su propia banda sonora, aunque en esta ocasión está relacionada con la ópera, con las obras con las que inaugura la empresa familiar cada trimestre del año en curso; en esta ocasión son Cossi far tutte, Caggliacci, Tosca y Carmen. La escritora zamorana elige fragmentos de cada una de ellas que guardan relación con los episodios que protagonizan los personajes de turno, en los que pone especial énfasis en aquellos en los que la tragedia está presente de una forma u otra.

La segunda línea temporal se sitúa en París, durante la segunda mitad del siglo XVII. El lector se encontrará con una historia relatada en primera persona en forma de manuscrito. La protagonista y narradora es, Diane, una joven muda, a quien la marquesa de Brinvillers admite como un miembro más de su servicio. Como adelanta la autora en el prólogo, «He intentado ser fiel a su vida, tan apasionante y extraña que no se necesita inventar nada pues en este caso y en el de La Voisin, que también existió de verdad, la realidad supera a la ficción» (pág. 7). Una marquesa que sorprende y escandaliza a la sociedad de la época, por la barbarie que utilizó para medrar su patrimonio. Madame de Brinvillier fue una mujer bella, apasionada, fogosa, y de gran sangre fría, con una extraña vida que concluye con un triste, aunque esperado final. Un personaje que es el origen del llamado Asunto de los venenos, que fue un escándalo ocurrido durante el reinado de Luis XIV, que incluso tambaleó los cimientos del absolutismo del llamado Rey Sol. Un asunto en el que varios adivinos y miembros de la aristocracia fueron acusados de envenenamiento y brujería.

(Marquesa Brinvilliers-París, s. XVII)
Me gustó mucho el enfoque que le dio Yolanda Fidalgo a La música del mal. En mi opinión, construye una trama de misterio de corte clásico, incluso me atrevo a decir que siguiendo las pautas de Agatha Christie, porque no se conoce la identidad del sanguinario asesino en serie hasta el desenlace y juega con pistas falsas que confunden al lector. El peculiar inspector Gianni Leone es el encargado de la investigación, dirige los interrogatorios pertinentes, e incluso sospecha de determinados movimientos de los miembros de la familia Dellanotte. Está convencido de que las vagas respuestas que recibe no suponen una firme coartada que les protejan para no ser acusados como presuntos culpables de haber cometido los crímenes. En este sentido, el narrador omnisciente pone el foco en varios personajes, en los que resalta rasgos físicos  que los inquietan y caracterizan en los episodios más álgidos, y por los que me acordé de escritores que utilizan esta técnica narrativa, como Zweig. En cierto modo, puede decirse que esta novela es de habitaciones cerradas, porque las escenas trascendentales tienen lugar en el palacete que la familia posee en la Riviera di Chiaia, en el teatro que ahora regentan Carlo y Adriano Dellanotte, y en la vivienda del barrio de Vomero, en donde vive Flavia con su padre. En la segunda línea temporal, y tras la detención de la marquesa de Brinvilliers, sorprende a la población y al propio monarca Luis XIV el llamado Asunto de los venenos. La investigación la lleva a cabo el mismísimo La Reynie, jefe de la policía de su majestad, con la ayuda del oficial François Desgrez. Investigación que me atrajo porque, en más de una ocasión, me preguntaba qué reacciones tendrían unos y otros para eludir la férrea persecución a la que son sometidos, pese a que algunos logran huir del país.

Pese a lo que acabo de comentar sobre habitaciones cerradas en el párrafo anterior, la ambientación es magnífica en ambas líneas temporales. De hecho, en todo momento tuve la sensación de realizar un viaje literario a las dos épocas en las que se desarrolla la trama. Acompaño a la voz narrativa omnisciente por las calles de Nápoles, tanto por la zona que acostumbra a frecuentar Adriano, pese a su ceguera, como por los lugares que transitan el resto de la familia. Todas ellas mostradas mediante descripciones claras y concisas, pero muy visuales. Una ciudad en la que el Vesubio está muy presente, porque a la nonna de la familia le gusta mirar al volcán por lo que significa para la ciudad. Cuando las conversaciones que mantienen se presta a ello, reflexiona con frases lapidarias al respecto que guardan relación con Nápoles y los Dellanotte. El siguiente fragmento que resalto en cursiva refleja la idea que tiene Carlo sobre su ciudad:« Cuánto había echado de menos el aroma de la sal, el color azul del horizonte. El gris de la toba volcánica, el canto de sirena de la ciudad ruidosa, que atrae y envuelve...los forasteros decían que estaba llena de ladrones, camorristas y tenían razón» (pág. 422). En París sucede lo mismo que en Nápoles, porque me sentí un acompañante de Diane a lo largo de su ciclo vital. Un ciclo vital que empieza en el palacio de la calle Neuve-Saint-Paul, «donde vivían la bella dama, su marido, sus hijos y algunos criados» (pág. 27). Diane muestra un París de contrastes, según evolucionan sus perspectivas, y describe espacios donde se puede codear con gentes con posibles como con quienes tienen que vivir en los suburbios más desfavorecidos de la capital francesa. Un París que, en muchos aspectos, me recordó al que describe Víctor Hugo en sus novelas. Una ciudad que es testigo de la construcción del Palacio de Versalles, una de las maravillas de París, y que muestra el esplendor y el poderío que llegó a tener Francia, sobre todo en tiempos de Luis XIV, el Rey Sol.

Yolanda Fidalgo construye unos personajes bien perfilados, creíbles y que parecen cobrar vida propia, por la forma de ser y actuar en los episodios que intervienen, y a través de los que se percibe la relación que hay entre los diferentes estratos sociales de ambas líneas temporales, en las que interactúan de forma muy natural personajes reales con ficticios. En este sentido, es de agradecer lo que comenta la autora en el prólogo de la novela sobre los primeros. El lector se encontrará con una historia coral porque los que transitan por sus páginas desempeñan un papel equilibrado. Son varios los personajes que atrajeron mi atención: El inspector Gianni Leone, al que ya me referí en el cuarto párrafo de esta reseña, y que da mucho juego a historia que se desarrolla en 1900. Un inspector que tiene una forma muy característica de dirigirse a sus interlocutores, porque emplea determinadas muletillas expresivas, que levantan más de una sonrisa por la forma en que las dice, al igual que también se sirve de frases que utiliza a modo de redundancia, para resaltar la importancia que le da al hecho en el que las incluye. Adriano Dellanotte es un personajes que arrastra una ceguera, pero que sustituye por el desarrollo de los otros sentidos, lo que le sirve para reconocer a los personajes que se relacionan con él, a moverse por Nápoles con ayuda de su bastón, y a dedicarse a su gran pasión, que es la música: toca el violoncello en la orquesta del teatro que regenta con su hermano. La diferencia de criterio con su hermano Carlo se manifiesta por la diferente percepción que ambos tienen sobre el teatro familiar, sobre todo tras la marcha del patriarca de la familia. Los personajes femeninos son muy atractivos, tanto los que forman parte de esta familia como los que transitan por la segunda línea temporal. Destaco el espíritu emprendedor de Martia, la mamma, porque decide tomar las riendas del teatro familiar de la ópera ante la incertidumbre sobre su continuidad por los macabros asesinatos que se cometen, al igual que les sorprende por las actividades que hace en sus enigmáticos desplazamientos fuera del palacete, incluso pese a la vigilancia a la que es sometida la familia. Senta y Flavia son dos personajes que incluso me atrevo a decir que tienen rasgos comunes. En la línea temporal que transcurre durante la segunda mitad del siglo XVII sobresale la ya mencionada marquesa de Brinvilliers, a la que ya me referí en el cuarto párrafo de esta reseña, y su sirvienta Diane, una joven muda, observadora y con espíritu independiente, pese a que contrae matrimonio con Claude. Aunque también merece la pena cita a personajes reales de La Voisine, La Bosse y La Vigoreux, por la labor que se les atribuye en el escándalo de los venenos, a través de las que se refleja el papel que en esa época tienen las envenenadoras, los alquimistas y las brujas y la investigación que lleva a cabo el mismísimo La Reynie.

(Riviera di Chiaia-Nápoles, Italia)
Me gustó mucho La música del mal, una novela en la que la maldad humana está muy presente a lo largo de su desarrollo. El teatro de la ópera que regentan los hermanos Adrián y Carlo Dellanotte es testigo de una serie de crímenes que comete un asesino sanguinario en serie, siguiendo las pautas de un antiguo manuscrito que narra la vida de Diane, la criada muda de la marquesa de Brinvilliers, en el París del Rey Sol, como adelanta la sinopsis. Entre estas dos líneas temporales se intercala en cursiva un relato narrado en primera persona, que mantiene en vilo al lector, porque será en las últimas páginas cuando se descubre quién es el asesino en serie, ...¿o no se descubre? Porque tuve mis dudas. Una primera línea temporal de corte clásico, en la que la autora juega al despiste con el lector, porque pone señala a varios posibles culpables de haber cometido los crímenes en el teatro Dellanotte. Una segunda línea temporal que nos lleva a una época en la que el llamado Asunto de los venenos escandalizó a la opinión pública francesa, destapado tras la detención de la marquesa de Brinvilliers. La música del mal tiene en la línea temporal que se desarrolla en 1900 su propia banda sonora, que son fragmentos de las óperas que se estrenan cada trimestre del año en este teatro, y que guardan relación con los episodios que protagonizan los personajes de turno, en los que pone especial énfasis en aquellos en los que la tragedia está presente de una forma u otra. La música del mal contiene una historia coral en la que las mujeres cobran protagonismo, porque las que transitan por el año 1900 entienden que éste trae un cambio de papel para el género femenino. Los episodios luctuosos que viven les hacen tomar unas decisiones firmes con las que hacen ver a los actuales regidores del teatro que no aceptan las medidas que se ven obligados a tomar, provocadas por la actuación del asesino en serie. El lector se encontrará con una trama bien escrita, con un ritmo que en mi caso me resultó fluido, y que apenas decae a lo largo de su desarrollo, por el que transitan unos personajes bien perfilados y atractivos, en los que se percibe una natural interactuación entre los reales y los ficticios.


Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía de la autora tomados de la web de Roca Editorial. Imagen del Hospital de Dieu tomada de la web del diario ABC.  Imagen de la Marquesa de Brinvilliers tomada de la web de Pinterest. Imagen de la Riviera di Chiaia en Nápoles tomada de la web Wikimedia Commons. Fotografía de Yolanda Fidalgo tomada de la web del diario La Opinión de Zamora. 





Biografía:





Yolanda Fidalgo (Zamora en 1970). Estudió Empresas Turísticas en la Universidad de Salamanca, pero su pasión han sido siempre los libros. En Madrid fundó su propio taller de encuadernación, que aún mantiene. Su primera novela, Más allá de los volcanes, ganó el Premio Internacional de Narrativa Marta de Mont Marçal.









martes, 9 de abril de 2024

Lectura semana 15/2024: El miedo en el cuerpo, de Empar Fernández.

 







Empezamos la segunda semana del mes de abril. Hacía tiempo que no leía nada de Empar Fernández. El miedo en el cuerpo es su última novela publicada hasta la fecha. 


Sinopsis: 


Un niño juega en un parque del centro de Barcelona dando patadas a un balón rojo. En un descuido de su madre, el niño desaparece. ¿Dónde ha ido? ¿Se ha perdido o se lo ha llevado alguien? ¿Por qué sus padres se muestran tan nerviosos?

Lo están porque ese niño, Daniel, es diferente a los demás. Es autista y, por tanto, carece de las herramientas que tal vez otros niños tendrían, en su misma situación, para pedir ayuda en una ciudad populosa a veces indiferente, a veces al acecho y casi siempre llena de peligros.

Pronto el inspector Tedesco, incentivado por un interés personal, se pone tras la pista del niño perdido. Lo que ignora es que ese caso, en apariencia único y aislado, lo enfrentará a una trama criminal organizada responsable de más secuestros infantiles.

El miedo en el cuerpo es una novela en donde el suspense avanza y se cierne sobre los protagonistas y los propios lectores haciéndoles contender el aliento hasta casi atenazarlos, pero que demuestra también una gran empatía, incluso ternura, al tiempo que brilla en muchos de los temas característicos de la autora: una visión social profundamente humana, la comprensión y la apertura de miras hacia los demás, por diferentes que sean, la globalización y banalización del mal y cómo, por encima de todo, y solo a veces, la solidaridad y la humanidad logran salir adelante (304 pág., rústica con solapas).

viernes, 5 de abril de 2024

Reseña Matar a un ruiseñor, de Harper Lee.

 












Datos técnicos:




Título: Matar a un ruiseñor.

Título original: To kill a mokingbird.

Autora: Harper Lee.

Traductor: Baldomero Porta Grau.

Editorial: B de Bolsillo.

1ª edición: Octubre/2014.

Año inicial de publicación: 1960.

ISBN digital: 978-84-9019-553-6.

Idioma: Español.

Nº pág.: 378.





Sinopsis:





«Dispara a todos los grajos que quieras, si puedes acertarles, pero recuerda que es pecado matar a un ruiseñor.»

Este es el consejo que da a sus hijos un abogado que está defendiendo al verdadero ruiseñor del clásico de Harper Lee: un hombre de color acusado de violar a una joven blanca. Desde la mirada de Jem y Scout Finch, Harper Lee explora con humor y una honestidad insobornable la irracional actitud que en cuestiones de raza y clase social tenían los adultos del Sur profundo de los años treinta.

Harper Lee está de plena actualidad por el redescubrimiento de la novela original, rechazada por sus editores en su momento y una de cuyas tramas secundarias es la que dio origen a la novela Matar a un ruiseñor y a las películas homónima ganadora de varios Oscar.

Jean Louise Finch evoca una época de su infancia en Alabama, cuando su padre, Atticus, decidió defender ante los tribunales a un hombre negro acusado de violar a una mujer blanca. Novela de iniciación, Matar a un ruiseñor muestra una comunidad, la del sur de Estados Unidos durante la década de 1930, dominada por los prejuicios raciales, la desconfianza hacia lo diferente, la rigidez de los vínculos familiares y vecinales, así como por un sistema judicial sin apenas garantías para la población de color.








Opinión Personal:






Hace años que vi la oscarizada película Matar a un ruiseñor (1962), con Gregory Peck encabezando el elenco de actores, en la que encarna al personaje de Atticus, padre de la protagonista y narradora de la novela homónima y ópera prima de la escritora estadounidense Harper Lee, publicada en 1960. Matar a un ruiseñor era uno de mis eternos pendientes, pese a que es considerado uno de los grandes clásicos contemporáneos, a parte de ser galardonada con el Premio Pulizter en 1961, como mejor novela de ficción. Por fin saldé mi deuda lectora con este novelón con mayúsculas. Una vez leído, me dije que es un clásico contemporáneo que es preferible disfrutar con un ritmo de lectura pausado, para no perder detalle de todo lo que sucede a lo largo de los 31 capítulos en los que se estructura el desarrollo de la trama. Capítulos en los que merece la pena recrearse, porque en todos ellos hay episodios que atraen la atención del lector, en los que no faltan giros inesperados y, en algunos, la tensión se palpa en el ambiente, sobre todo a medida que se acerca la fecha del juicio en el que el jurado popular tiene que dictar sentencia sobre la que pende la vida de un hombre de color acusado de violar a una joven blanca. Junto a esa fecha hay que estar también muy pendiente de lo que sucede en los capítulos posteriores, que suponen un gran colofón a esta apasionante historia.

(Póster película Matar a un ruiseñor)
Matar a un ruiseñor es una novela en la que la autora parte de episodios vividos en su infancia y adolescencia en su pueblo natal, Monroeville (Alabama, EE.UU), si bien la trama está ubicada en el pueblo ficticio de Maycomb, en el mismo estado. A esas vivencias añade un episodio que vivió de forma indirecta, como se aclara en su biografía, porque para el juicio por presunta violación que se celebra en esta novela utiliza un conflicto racista acontecido en 1931 en la vecina localidad de Scottsboro, y que conmocionó a la sociedad estadounidense de la época. Pero Matar a un ruiseñor es también una historia de iniciación porque, aunque está narrada en retrospectiva por la hija menor de Atticus Finch,  Scout,  muestra el mundo que le rodea desde la perspectiva de una niña de seis años, que es la edad que tiene la protagonista al comienzo de esta magistral historia. Con una novela de semejante calado me vienen a la memoria El niño con el pijama de rayas, del escritor irlandés John Boyne, o la película italiana La vida es bella, dirigida por Roberto Begnini, basada en parte en hechos reales. Imagínese el lector lo que supone para esta niña presenciar todo lo que sucede en Maycomb, y cómo con el paso de los capítulos empieza a darse cuenta de que el mundo que le rodea funciona de una manera diferente a esa mirada infantil e imaginativa e inocente con el que lo observa. Y es que vive en primera persona los primeros golpes que recibe de la dura y cruda realidad que domina la vida cotidiana de este pueblo del sur profundo, racista y violento de Alabama.

Pese a ubicarse la trama en el pueblo ficticio de Maycomb, me hice una clara idea de cómo son los espacios por los que transitan los personajes. En determinadas fases de la trama, y cuando las escenas se prestan a ello, la protagonista y narradora ofrece información sobre la fundación de esta población, en la que incluso reflexiona sobre cuál tendría que haber sido su ubicación real, atendiendo a una serie de características sobre la geografía que la rodea, y en el que también hay una plantación de algodón. Un pueblo en el que se refleja la segregación racial entre la población blanca y la de color, que vive en una barriada de las afueras del pueblo, con unas condiciones insalubres. De Maycomb atrajeron mi atención dos edificios en concreto: la iglesia metodista afroamericana ( M. E. First Purchase African), no sólo por su construcción, sino también por la celebración del oficio religioso y un evento que hay tras finalizar el mismo. Otro tanto sucede con la descripción que se hace del peculiar edificio que alberga al juzgado y otras dependencias oficiales. La Gran Depresión marca el estilo de vida en esta población sureña: los blancos viven con otras comodidades, pese a la gran crisis financiera que atraviesa el país, y sus habitantes de color tienen que apañárselas como pueden para mantener a su familia. Otro de los centros de atención es la escuela, en donde la protagonista y narradora atrae la atención sobre determinadas peculiaridades de quienes asisten a las clases que imparte la señorita Caroline, ajena a las características que marcan la forma de vida de sus alumnos.

Matar a un ruiseñor es una novela estructurada en dos partes diferenciadas. En la primera, Harper Lee ofrece una visión de la vida cotidiana de Maycomb, en la que el protagonismo pesa sobre Scout, su hermano Jem, cuatro años mayor que ella, y Dill, un niño que viene a pasar todos los veranos en casa de la señora Rachel. Juntos viven una serie de aventuras en las que el amigo de los hermanos Finch es muy imaginativo. Los tres amigos protagonizan una subtrama que tiene un marcado carácter gótico, porque les lleva a investigar el misterio que para ellos encierra la casa de los Radley. Y es que suceden episodios extraños que atraen su atención, porque se rumorea que el hijo de Nathan lleva muchos años sin salir de casa. Una atención que les lleva a aproximarse cada vez más para verificarlo, pese a las advertencias que reciben ante el peligro que conlleva sus atrevidas exploraciones. En esta parte el lector se familiarizará con una serie de personajes secundarios que, con el paso de los capítulos tendrán un papel destacado desde que es apresado Tom Robinson por lo que ya comenté en el primer párrafo de esta reseña. La segunda parte gira esencialmente en torno al juicio y posteriores consecuencias del mismo. El abogado Atticus Fich, padre de Scout y Jim, es propuesto como defensor del acusado, responsabilidad que acepta. Un juicio en el que se palpa la tensión y del que la voz narrativa incita a no perder detalle sobre su desarrollo. A lo que acabo de comentar hay que añadir la decisión que toman los tres amigos durante la vista, lo que origina una serie de situaciones sorprendentes, una de las cuales es protagonizada por Scout. Esta segunda parte no tiene desperdicio, porque las secuelas del mismo atrajeron mucho mi atención, sobre todo por los giros inesperados que se desencadenan y que originan un desenlace que pone un gran colofón a una novela redonda.

( Harper Lee con actriz Mary Bradman)
Pese a que es la hija pequeña del abogado Atticus Finch la protagonista y narradora de esta novela, está rodeada por un amplio elenco de personajes secundarios, que representan a los estamentos sociales de Maycomb. Personajes bien perfilados, sobre todo los blancos, que son descritos desde la perspectiva de Scout. Atticus Finchs es un hombre recto que trata de educar lo mejor que puede a sus hijos, porque es viudo. Es un abogado que mantiene una relación de igualdad con sus conciudadanos, sin tener en cuenta la raza ni las condiciones sociales y económicas, sobre todo si se dirigen a él para que litigue por sus intereses. Es el prototipo de abogado que pone en práctica sus ideas sobre la justicia para aplicarlas en el día a día. La tía Alexandra, hermana de Atticus, es todo lo contrario: una mujer muy estricta y tradicional sureña, que altera la vida de la familia, y a la que detestan sus dos sobrinos. Calpurnia es la mujer de color que hace las tareas de la casa y es considerada como parte de la familia; de hecho, no duda en dirigirse a los dos niños en lo referente a su comportamiento, alegando las disposiciones al respecto del abogado, a quien sirve desde hace años. Otros personajes que atrajeron mi atención son: Maudie Atkinson, una vecina amable, que con el paso de los capítulos entabla amistad con Scout, y que protagoniza un episodio que sorprenderá al lector, a parte de otros en los que no duda en sacar a relucir su personalidad, tanto en lo que se refiere al día a día de sus conciudadanos, como en las reuniones que mantienen las llamadas Mujeres Misioneras, tertulias que no tienen desperdicio. La señora Dubose es una anciana que tiene muy mala uva, y se aprovecha de Jem para algunos menesteres. Bob Ewell es el padre de la joven que acusa a Tom Robinson de violación, tiene muy mal carácter y es tomado por uno de los habitantes más ruines del pueblo. Tienen un carácter más afable el reverendo Sykes, de la iglesia metodista afroamericana, al igual que el sheriff Heck Tate, un hombre honesto que vela por la seguridad de sus convecinos, y   el juez Taylor, quien tiene su particular forma de comportarse en los juicios, pero que no pierde detalle de lo que sucede durante su desarrollo, en el que estuve muy pendiente de sus intervenciones, algunas singulares.

Me encantó Matar a un ruiseñor. En mi caso, es un novelón con mayúsculas, con un desenlace que se cuece a fuego lento y supone un espectacular colofón a la ópera prima de Harper Lee. La escritora estadounidense planifica y desarrolla una historia que definiría como una crónica novelada de la época, en donde la segregación racial y la violencia están muy presentes, al igual que todavía permanece en su memoria, en un sentido u otro, la derrota del ejército confederado en la Guerra de Secesión de EE. UU. La trama está contada en primera persona y en retrospectiva por Jean Louise Finch -Scout-, la hija menor del abogado Atticus Finch. En mi opinión, el relato de Scout es un viaje iniciático, cuya infancia transcurre entre la escuela y los juegos con su hermano Jim y el amigo de ambos, Dill, que pasa todos los veranos en Maycomb.  En la escuela protagoniza un incidente en el que se enfrenta con un niño,  porque acusa a su padre de ser amigo de los negros. Este episodio supone para la protagonista y narradora un primer golpe con el que comienza la pérdida de la inocencia, porque le sirve como espoleta para empezar a darse cuenta de que el mundo en el que viven los mayores es una realidad a la que se tiene que acostumbrar, y que se refleja a lo largo de los tres años que dura su narración. Hay también elementos góticos que guardan relación con la casa en la que viven los Radley, porque se cree que el hijo de Nathan vive desde hace años en el hogar familiar sin salir a la calleLa autora escribió una historia con un lenguaje sencillo, directo y sin rodeos, en el que están presentes el humor y la ironía cuando las situaciones se prestan a ello. En mi opinión hay equilibrio entre los diálogos y la narración. Diálogos que son muy dinámicos, vivos, enlazados y atractivos, y que resaltan la tensión que se palpa en una serie de escenas, sobre todo las que guardan relación con el juicio. Matar a un ruiseñor está conformado por un atractivo elenco de personajes que incitan al lector a estar muy pendiente de todo lo que sucede a lo largo de los 31 capítulos en los que se estructura el desarrollo de la trama.







Biografía:





Harper Lee nació en Monroeville (Alabama, EE UU), en 1926. En 1931, un conflicto racista acontecido en la localidad vecina de Scottsboro conmocionó a la sociedad estadounidense. Lee, testigo indirecto de los hechos, se inspiró en este suceso para escribir su primera y única novela conocida hasta 2015, Matar a un ruiseñor, convertida hoy en un clásico de la literatura norteamericana del siglo XX. Amiga personal de Truman Capote, Lee decidió retirarse del mundanal ruido cuando alcanzó la fama. En 2007 recibió la Medalla Presidencial de la Libertad de Estados Unidos por su carrera literaria. Premio Pulitzer en 1961, un año después el director Robert Mulligan la llevó a la pantalla en una inolvidable película que obtuvo dos Oscar de la Academia: al mejor guion (Horton Foote) y al mejor intérprete masculino (Gregory Peck). En 2015 se ha reencontrado la novela Go Set a Watchman (Ve y pon un centinela), rechazada por sus editores en su momento y una de cuyas tramas secundarias es la que dio origen a Matar a un ruiseñor.

Notas: Datos técnicos, sinopsis y biografía de la autora tomados de Amazon. Fotografía de Harper Lee tomada de la web del diario El Español. Imagen póster película Matar a un ruiseñor tomada de Wikipedia. Imagen de Harper Lee con actriz Mary Bradman (Scout) tomada de la web del diario Sidney Morning Herald.